Una nube de polvo sahariano recorre parte de la Península Ibérica y coches han arrancado el día cubiertos por una capa de barro.

Y en este sentido, queremos explicar que las principales amenazas para los vehículos de este suceso están en las lunas y los filtros.

Es por eso que aconsejamos, antes de poner en marcha el coche y accionar los limpiaparabrisas, verter abundante agua sobre la luna delantera y trasera para despejarlas de barro. De lo contrario, se arriesgan a rayar las lunas y, por tanto, a que el “remedio sea peor que la enfermedad”.

Además, otro de los elementos que a buen seguro sufrirá con la tormenta de barro son los filtros del aire del motor y del habitáculo, sobre todo en aquellos coches que estén aparcados a la intemperie y, por tanto, sufran más sus rigores.

Por esta razón, aconsejamos una vez pasado este episodio climatológico, acudir al taller para una revisión de los filtros, que puede evitar males mayores a largo plazo.

En el caso del filtro de habitáculo, la suciedad acaba afectando al flujo de aire dentro del coche. Esto resta eficacia al sistema y no ayuda a crear la atmósfera templada para conducir, especialmente a las puertas de la primavera, cuando volvemos a poner el aire acondicionado después del largo invierno.

Y, en cuanto al filtro del aire del motor, si está saturado, el desempeño del motor se verá afectado, lo cual podría derivar en averías, siempre más gravosas para el bolsillo. También implicaría un aumento de consumo combustible.